Su hardware, de acuerdo a las filtraciones previas, no distará mucho del que ya encontramos en el Samsung Galaxy S9+. Apostará por un microprocesador Exynos 8910 —aunque se especula con una posible variante bautizada como 8910—, 6 GB de memoria RAM y un almacenamiento base de 64 GB.

El mayor cambio, a nivel prestacional, vendría en la batería, que alcanzaría los 4.000 mAh de capacidad (700 mAh que su predecesor y 500 mAh que el Galaxy S9+). Este aumento beneficiaría sustancialmente a la autonomía del dispositivo, que mejoraría en torno a un 20-25% respecto a su predecesor.