Origen del pub

Cómo los conquistadores extranjeros ayudaron a dar forma a esta típica institución británica.

Cuando los romanos invadieron Bretaña en el 43 d. C., trajeron consigo toda la parafernalia de la vida civilizada: las ciudades amuralladas, la  alfabetización, la salubridad… y los bares. Conocidos como tabernas, origen del término taberna, estos establecimientos servían vino a los sedientos soldados y trabajadores. Pero cuando los romanos se marcharon y se asentaron allí los anglosajones, la cerveza se convirtió en el brebaje favorito. Los cerveceros abrieron sus casas como cervecerías, y se hicieron tan populares que en el 965 el rey Eduardo I las restringió a una por población.
Estas tabernas y cervecerías siguieron evolucionando. Cuando los normandos conquistaron Bretaña en 1066, los nuevos monasterios producían su propia cerveza para venderla a los peregrinos, mientras que las posadas cercanas ofrecían refrigerio y descanso. En 1393, el rey Ricardo II ordenó que  todos los establecimientos en los que se dispensara bebida mostrasen un distintivo, normalmente una ilustración al ser analfabeta la mayoría de la población. Estos signos solían ser de temática religiosa, con imágenes de santos y ángeles, lo cual se convirtió en tabú en el siglo XVI cuando Enrique VIII rompe con la iglesia católica romana. Los posaderos mostraban lealtad al monarca cambiando el nombre de su local, y adoptaban nombres como The King’s Arms o The Greyhound, apelando al amor por la caza de los tiranos Tudores.
En 1552, el monarca promulgó la Ley de Cervecerías, que obligaba a obtener una licencia del juez de paz local para poder servirse cerveza o vino. Pero esta medida no impidió el auge de los pubs, muchos de los cuales cambiarían su nombre al de The Red Lion en honor al rey Jaime VI de Escocia cuando accedió al trono inglés en 1603. La cerveza solía ser más limpia que el agua y más barata que el té, y el consumo de alcohol siguió generalizado en la época victoriana pese al movimiento antialcohólico. Estas casas públicas —pub es la abreviación de public house— tenían  novedosos mecanismos que bombeaban la cerveza desde el sótano al vaso del cliente en segundos. Al evolucionar la cultura de beber en el siglo XIX, los locales se diversificaron en palacios de ginebra, salones musicales y clubes nocturnos, pero el público británico sigue fiel al pub tradicional.

Los palacios de ginebra victorianos eran establecimientos espléndidos, alumbrados a gas, que Charles Dickens describió como «sublimes».

 

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